miércoles, 30 de noviembre de 2016

Marcha de Navidad

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SANTA MARTA K-MINA

club deportivo de senderismo

El Hocino y La Fonseca

Entre Salamanca y Ávila, entre el monte y la montaña, el modesto cauce y caudal del río Corneja es el protagonista de esta tierra de transición. Situado en amplísimo valle en forma de artesa invertida, su irregular cauce transita con quietud hasta que la cercanía al Tormes le impone precipitarse hacia él. Así es el territorio que vamos a conocer en este paseo, en un acercamiento al Hocino, quizás el paraje más singular de todo su recorrido fluvial.clip_image004

Comenzamos en Villar de Corneja, uno de esos pueblos anónimos que va consiguiendo sobrevivir el paso del tiempo gracias a su situación sobre una de las principales carreteras de la comarca. Situado en una pequeña elevación sobre los vados del río, su traza urbana, en forma de pueblo-calle, se debe precisamente a haber crecido en torno al camino histórico que comunicaba Piedrahita con el Puente del Congosto, y en más alto rango, en el corredor entre Béjar y Ávila. Un breve paseo hacia su iglesia por su humilde arquitectura popular, sirve para concebir los rigores de la vida en estas tierras.

clip_image006Nuestro camino sigue en su primera mitad un tramo del PRC-AV 11, que nos llevará hasta El Hocino. De esta forma vamos decididamente hacia el este, acercándonos cada vez más al río y a su vegetación de ribera. Los chopos, alisos, fresnos, majuelos, bardagueras… son una pantalla que bordea el cauce y la separa del monte de encinas que ocupará la práctica totalidad del horizonte. Una cruz- humilladero y algunos restos de construcciones y canalizaciones agrarias, amenizarán nuestros primeros cientos de metros.

Cuando rondamos el primer kilómetro, un desvío hacia la derecha nos lleva hasta el borde del río, que seguiremos aguas abajo. Ahora vemos cómo van apareciendo poco a poco berrocales, los tan típicos bolos graníticos de estas tierras, siempre acompañados de encinas, tomillos y lavandas. Tan sólo un kilómetro más allá empezarán a surgir muros de construcciones arruinadas que nos hacen imaginar el poblado que fueron. Estamos ya en el Puente de La Fonseca.

Este sorprendente puente de dos ojos permite cruzar el cada vez más pronunciado encajamiento del Corneja. Sus líneas siguen la arraigada tradición constructiva de los puentes de mampostería de piedra, con arcos de medio punto por aproximación. Resulta audaz el apoyo de su pila sobre una gran roca central. Este cruce fue estratégico durante mucho tiempo para el tráfico de caballerías y por su relevancia productiva: estamos en el tramo más “maquilero” de todo el río, hasta 5 molinos, aparte de otros usos agroganaderos. El encajamiento del río es aún más evidente unas decenas de metros más allá, en lo propiamente llamado El Hocino. Allí, quizás por un terremoto que depositara las enormes rocas de los montes en el fondo del valle, el río “desaparece” y discurre por debajo y entre ellas, por los espacios que ha ido encontrando.

clip_image008Deleitados por el paraje, continuamos camino cruzando el puente y acometiendo el repentino ascenso con decidida dirección sur. Aquí el sendero ya no está homologado y debemos extremar el cuidado para no desviarnos. Nuestro objetivo es remontar la ladera ignorando desvíos a izquierda o derecha y sin entrar en ninguna finca, hasta encontrar una pista. Esta nos conducirá en 3 km escasos a La Horcajada. Los encinares de aprovechamiento ganadero nos acompañarán todo el tramo, al principio en una leve subida casi imperceptible. Los amplios espacios que intuiremos a nuestra derecha son los montes que caen hacia el Tormes, a la altura del Tejado y del Berrueco.

clip_image010A falta de medio kilómetro podemos intuir y ver La Horcajada al fondo. A los pies de dos montes (y con las sierras del Barco como telón de fondo), es el cuarto núcleo con mayor población de la comarca. Como su nombre sugiere, nace de la tierra fértil en la unión de varios arroyos. Tanto fue su crecimiento que entre los siglos XV y XVI llegó a ser señorío desagregado del de Valdecorneja. La imponente parroquial de La Asunción, que quedó a media ampliación, y las diferentes ermitas en torno al pueblo, dan fe de ello.

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